Automovilismo

Lorenzo, ¿el Scaloni de Colombia…? (Opinión de Jorge Barraza, Último tango) – El Tiempo

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El bus de la Selección debería llevar un cartel que diga: COLOMBIA, EQUIPO EN CRECIMIENTO. Eso, no para de evolucionar. Y mientras lo hace, gana. ¡Y a quien…!! Ya bajó a tres campeones mundiales (Alemania, Brasil, España), el cuarto (Uruguay) se le escapó cuando ya lo tenía en la bolsa. Seamos honestos, tampoco es una España que despierte exclamaciones. No es uuuuuuhhhhh… Era más la camiseta que quienes la usaban. Pedro Porro, Vivian, Mikel Merino, Pablo Sarabia, Gerard Moreno, Oyarzábal, Joselu, Baena, los arqueros Raya y Merino… Todos nombres discretitos. Los Sergio Ramos, Puyol, Piqué, Busquets, Xavi, Iniesta, Villa, Niño Torres son un bello y ya lejano recuerdo. Pero era España. Y en Londres, lo que le confiere cierta épica y bastante glamour a la conquista.

Es un triunfo magnífico por las formas. España tuvo en los 95 minutos una sola llegada más o menos inquietante, a los 48’, un zurdazo de volea de Gerard Moreno abajo que tapó Vargas con su eficiencia habitual. Vargas no tiene la aureola de otros notables arqueros colombianos (que hubo pilas), es un trabajador del fútbol, sale con el bolsito y la vianda, le da un beso a su esposa y vuelve a las ocho horas, pero las que tiene que sacar, las saca. Y no hace extrañar a Ospina ni a nadie. Fue la única bola que Colombia le concedió a España. Fuera de eso, ni las migas.

Colombia vs. España.

Foto:AFP

Hubo dos tiempos marcados: el primero, con insistente dominio ibérico, pero sin llegadas, y el segundo, con una Colombia picante. Y en el medio, el gol. Un gol es en sí mismo un mérito, si es un golazo como este, doble ponderación. Vale contarlo, para que quede como registro: James pone un preciso y precioso pase de treinta metros por la franja izquierda al vacío para Luis Díaz, que pica al espacio marcado por Vivian, le gana en velocidad, domina, enfrenta la marca, amaga hacia adentro, sale hacia afuera y lanza un centro pasado, supera a la defensa y por detrás venía embalado Daniel Muñoz, que en acrobática acción se lanza de costado y conecta de aire a la red. Bellísimo gol para una hermosa victoria. Un beso en la boca.

Vivian y Pedro Porro están en un manicomio, Luis Díaz los volvió locos. ¡Qué lindo jugador, Lucho…! Rápido, hábil, encarador. Está en el máximo nivel posible, en el Liverpool juega siempre, es titular siempre, es figura siempre. Y en la Selección empieza a ser ese Luis Díaz. Lo más importante de todo: es un jugador genuino, de cancha, no de redes sociales. Va a cien kilómetros por hora y lleva la pelota cortita, a centímetros (a lo Messi), lo que le da ventaja sobre los defensas, y amaga, frena, engancha, vuelve a amagar y a frenar y al final decide. Es maravilloso tener un delantero así.

Daniel Muñoz, jugador de Coombia.

Foto:AFP

Y después de Lucho viene James, que son dos jugadores en uno. Está el problemático y sin rendimiento de los clubes, y está el James de selección. Viene rodando cuesta abajo, de club en club, pero con la camiseta nacional resplandece, es su hábitat perfecto. Se siente querido, arropado (el DT lo respalda en cada convocatoria, en las ruedas de prensa). Y rinde más de lo esperado. En el São Paulo se esconde para no patear un penal contra el Novorizontino, acá se atreve a todo. Entró al inicio del segundo período por Carrascal (no la tocó). A los 56’ sacó un tiro desde unos 25 metros por derecha que obligó a Remiro a esforzarse para echarla al córner. Llevaba más precisión que fuerza, pero fue un aviso de gol. Y levantó al público, en su mayoría colombianos, sacudió el ambiente, animó a sus compañeros. Dos minutos más tarde, un desborde de Luis Díaz, centro atrás y James, llegando forzado, la mandó muy arriba, pero era otra notificación para España. Y a los 60’, el gol del triunfo, iniciado por la zurda del 10. Esta vez la pre-pre-asistencia sí fue importante, decisiva. James es otro éxito del entrenador. Lo fustigan por convocarlo, pero le da resultados. Está para medio partido, sin embargo es un revulsivo. Inteligente, muy técnico y con la pegada magistral de siempre.

Daniel Muñoz (der.) anotó el gol del triunfo contra España.

Foto:AFP

Colombia no se encajonó en ese primer tiempo por decisión propia, lo encajonó España. No funcionaron en la contención Lerma y Castaño y se venían los insólitamente amarillos. El color de las camisetas fue un castigo de los organizadores: Colombia de negro, España de amarillo. Seguro habrá una explicación marketinera, pero no la aceptamos. Néstor Lorenzo dio una explicación creíble: “Llegábamos tarde a la presión y no lográbamos recuperar, por eso nos dominaron. Luego lo corregimos”. Bolillo Gómez nos dio hace años una teoría muy interesante: “La ventaja que nos llevan Brasil y Argentina es que ellos, cuando están haciendo algo mal en el primer tiempo, lo remedian para el segundo, nosotros al partido siguiente”. Esta vez se solucionó en el entretiempo. “Colombia es un equipo de segundos tiempos”, se escuchó harto, a modo de reproche. Pero en el fondo es una ponderación a la visión del entrenador, ahí se gana el sueldo, en esos quince minutos: sabe apretar los botones justos.

Lo bueno es que, pese al dominio de la armada española, la defensa aguantó sin dramatismo, de pie, con presteza, pero también con serenidad. Y no le permitió elaborar ni una acción de peligro. Magnífica la pareja de centrales (Cuesta-Lucumí), un reloj. Y solidarios todos. Muñoz tuvo algunos sofocones con Grimaldo (una de las revelaciones del Bayer Leverkusen sensación de Europa), pero es que nadie lo ayudó por su banda, Arias no bajó lo suficiente. Colombia aguanta tranquilo los partidos cuando debe defender, y lastima cuando llega el momento de facturar.

Néstor Lorenzo

Foto:EFE

¿Una crítica…? Los tres de ataque separados por treinta metros cada uno, así es imposible combinar, por eso en parte pasó inadvertido Casierra. Por eso no tenía con quien tocar Luis Díaz en el primer tiempo. Y por eso no destacó John Arias. Esta vez no influyó en el resultado, en lo sucesivo sí puede ser determinante. Queda claro que, para el técnico, este es el equipo titular. Si se juega con España primero, va toda la carne ahí. Nadie guarda jugadores para Rumania.

Lo más importante de todo es acertar con el técnico. El 9 puede ser Juan o Pedro, no es tan fundamental. En Argentina, los delanteros llevan más de un año sin convertir: 15 partidos Lautaro Martínez y 11 Julián Álvarez, y el equipo sigue bien, hay colectivo. Lorenzo puede ser el Scaloni de Colombia. Ojalá. ¿Quién acertó, Jesurún…? Después del fracaso de la Eliminatoria anterior, lo lógico era ir por un nombre pesado, Bielsa, Gareca, Fossati, algún español… Pero se la jugaron por alguien que conocía la Selección. Bien.

La prensa en Colombia no elogia a Lorenzo, lo mantiene en observación. Lorenzo es el tipo perfecto al que la prensa apalearía. Y no puede… Sus números son demoledores: 17 partidos, 12 victorias, 5 empates, 27 goles a favor, apenas 9 en contra. Único invicto en la Eliminatoria, con la clasificación encaminada. Y sin grandes jugadores, sólo una superestrella -Luis Díaz-, y un ilustre, James. No es el tiempo abundante de los Valderrama, Freddy Rincón, Tren Valencia, Asprilla, Leonel Álvarez, Andrés Escobar… En ese tiempo, Colombia podía darse el lujo de tener en el banco a De Ávila, Valenciano y Aristizábal. Ahora corren vientos menos prolíficos. Siempre lo decimos: ni la penicilina ni el ibuprofeno ni el Redoxón, el remedio perfecto para el alma es ganar. Y esta selección de Lorenzo cura, restablece.

Último tango

JORGE BARRAZA

Para EL TIEMPO

@JorgeBarrazaOK

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Gabriel Salcedo

Navegando por la vastedad de la información con la destreza de un orfebre de palabras, soy Javier Medina, un Hábil Artesano del Contenido Web que esculpe historias con el poder de las letras. Mi formación en la Universidad Pablo de Olavide me dotó de la paleta del conocimiento. Como un alquimista literario, mis escritos se despliegan desde las entrañas de las organizaciones internacionales hasta los vericuetos de la ley internacional, desde las canchas deportivas hasta los engranajes de la economía y el desfile de la moda. Cada palabra es un trazo de autenticidad, entrelazado con el hilo de la transparencia. Acompáñame en este viaje donde las letras danzan con gracia, donde la ley y el deporte entrelazan sus hilos, donde los números económicos se desvelan con elegancia y donde cada página es una ventana a un mundo de conocimiento tejido con pasión.

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