Ernesto Herazo: arte en las manos de los niños y niñas de Colombia – El Universal

El artista Ernesto Herazo, de Chinú, Córdoba, comparte con niños de San Juan Nepomuceno y los Montes de María, su invención creativa y colectiva que ha denominado Arte Pop Mágico, una novedosa pedagogía en la que los niños dibujan sus propias realidades y emociones, y luego, él pasa por el filtro de su imaginación digital las pinturas que se intensifican y transforman la belleza creada por los niños. Estudió Ingeniería Civil en 2016 en la Universidad de Cartagena, pero entre las matemáticas y el arte, salió ganando el arte. Pasó por la Escuela de Bellas Artes en la que recuerda a sus maestras Bibiana Vélez y Cristina MacMaster.

En 1993 participó y fue seleccionado en la convocatoria de Nombres Nuevos en el Arte, exposición colectiva en el Museo de Arte Moderno de Cartagena, en 1993-1994. Lea: ¡Histórico! Se profesionalizan los lutieres en Colombia

Desde aquellos años bajo el influjo abrumador de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, trabajó 33 imágenes digitales a partir de las acuarelas del escritor, piloto y pintor francés. Era la interpretación del pequeño planeta de El Principito. En 2011 estaba poseído por ese universo y encarnó el mito del personaje de ese libro clásico publicado hace 80 años. Estaba conmovido al saber que El Principito el día que estaba triste había contemplado 47 veces el atardecer de ese mismo día.

La primera vez compartió su exploración creativa a los niños y niñas del colegio donde estudiaba su niña de seis años. Fue estremecedora la experiencia, porque a cada niño se le imprimió su propia obra. “Mi intención es regresar a mi rosa, como en el libro El Principito. Es buscar un mundo para los hijos. Aquello fue un poema de amor a mi hija. Creo que la ingeniería, finalmente, está detrás de este arte. Y había que explorar esta realidad del arte que está vinculada a la neurociencia y a la neurolingüística. Uno tiene tres centros cerebrales que integran lo emotivo, racional e instintivo.

El proyecto nació como una metáfora novedosa para apoyar desde la educación y el arte la cultura de la paz. Hace diez años, en 2014, creamos la Fundación Pop Mágico, y empezamos a trabajar en diversas zonas del país, en La Calera, en Cundinamarca, en El Peñón, en Santander, en San Juan Nepomuceno, en Bolívar. Nuestro apoyo en ese inicio fue el Ministerio de la Cultura en su programa de Concertación. Empezamos a tocar puertas, y hasta el 2017 ininterrumpidamente fuimos apoyados por el programa de Concertación, hasta que en 2022 logramos una subvención de Hilando Vidas y Esperanza, nuestro aliado más grande hasta hoy”.

Hilando Vidas y Esperanza (WLH) tiene como objetivo “trabajar con sobrevivientes del conflicto, comunidades afectadas, para promover el desarrollo inclusivo y la convivencia pacífica, a partir de las intervenciones basadas en la comunidad y alianzas multi-actor”. Lea: La obra de José Eustasio Rivera ya se encuentra disponible al público

La iniciativa empezó a crecer en tiempos de confinamiento en la pandemia. Ernesto Herazo hizo una maestría en Creación Artística en la Universidad Tadeo Lozano, y diseñó un proyecto que tenía como esencia filosófica: buscar la forma de narrarnos. Nuevamente era como volver a ver el pequeño planeta de El Principito, vislumbrar el planeta azul y sentir que debía seguir siendo azul y llegar a la certidumbre de que no se debía matar al planeta azul y que el único futuro posible era la Paz. Así de sencillo: La Paz.

¿La narrativa del futuro global cómo la encontraríamos? La creatividad artística fue la clave. La semilla que los niños y niños de 6 a 12 años expresan. Fue pedir permiso a ellos, a El Principito, para que entraran al universo de los colores. El Principito y Vincent vang Gogh, fueron los dos artistas que motivaron el proyecto. Esta iniciativa se enriqueció con la lectura de cuentos de Andrés Flórez Brum, de quien leyó desde niño su libro El trompo de Arcelio, y más tarde a John Jairo Junieles. Luego, la integración y participación de la tallerista Luz Estela Osorio y del cineasta Andrés Martínez Ramírez.

Se consolidó Pop Mágico, hasta la fecha con más de 2 mil obras forjadas por niños, de los cuales han surgido cortometrajes en El Peñón, Santander, que ganó Premio Internacional de Cine en Bogotá y España, en el Festival de Cine de las Montañas y Contra Corriente. El cuento “El dorado” de Flórez Brum, fue filmado en La Calera, con niños y niñas. “En este proceso creativo no nos gusta exotizar al niño. Todos participan, respetamos las iniciativas de cada niño y sin eufemismos, trabajamos con ellos”. En 2015 un pediatra vio la posibilidad de que educación y salud se unieran en ese proyecto fílmico y artístico, que resultó entre los diez finalistas de una convocatoria.

Bajo su dirección y la producción del cineasta Andrés Martínez Ramírez, ya han realizado cinco cortometrajes en distintas regiones del país, aplicando la acción participativa en el arte. Uno de ellos es “Bolita de uñita”, en San Agustín, San Juan Nepomuceno, “3 de mayo” que recrea la danza del Son de Negros y la afirmación del sentido de pertenencia y orgullo de ser negro; “El grado”, “Solestidad”, corto basado en el dibujo de una niña en un día de sol, que Cine Colombia incluirá en su agenda nacional.

La experiencia con los niños le ha permitido además crear su primer libro “Gotas, serenos y serenillos”, fruto del trabajo con niños de la vereda El Hato en la Calera, Cundinamarca, y el municipio de El Peñón, Santander. Herazo, desde su Fundación Pop Mágico retoma esas imágenes y las ilustra con relatos cortos.

Ha estado en ocho sedes educativas en los Montes de María, con talleres de creación, memoria, producción de experiencias artísticas para la cultura de la Paz. Los filmes se exhiben en el viejo y desaparecido teatro tradicional de San Juan Nepomuceno, donde sus padres y abuelos, tienen recuerdos entrañables de encuentros afectivos entre sus familias. El Pop Mágico, entonces se convierte en la estrategia para reconstruir memorias y sentimientos y reinventar la realidad, coloreando el futuro en un recuerdo. Ese Pop Arte “se nutre con los imaginarios que expresan los niños”, y multiplica experiencias como las Bibliotecas Humanas que ha compartido en Instagram.

Ha creado una exposición de 523 Pop Mágicos, creados por niños. Los vibrantes colores estallan con la intensidad con que El Principito, acaricia con devoción a su rosa en su pequeño planeta.

Ernesto Herazo vive a plenitud en el planeta donde aún es posible imaginar y soñar la paz a través del arte. ¿Y qué tal que todo esto funcione?, se pregunta conmovido con la respuesta de los niños.