Calidad educativa, inclusión y empleabilidad, un reto pendiente para las universidades rumbo al 2050 – EL DEBER

El cambio es una certeza inmutable, los tiempos evolucionan y con ellos los paradigmas sobre los cuales avanzan las sociedades. La tecnología y el mejor entendimiento de los procesos laborales, económicos y sociales nos impulsan a mirar las cosas desde diferentes perspectivas y la educación no debe quedar al margen.

Esta interacción es especialmente importante en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) trazados por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), especialmente en lo referido al objetivo 4 (ODS 4). El mismo busca “garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos”.

“Este cambio va a requerir de amplias dosis de liderazgo y empoderamiento social. Los líderes y lideresas así lo entienden y los esfuerzos en este sentido han multiplicado exponencialmente la oferta de servicios educativos de calidad. Falta mucho por hacer, pero estamos en buen camino”, expresa Reinaldo Cifuentes, coordinador general de la Red de Administradores Universitarios (RAUI) de América.

Para la Unesco, es necesario hacer esfuerzos para reencantar a los profesores con su labor docente y que adopten un enfoque centrado en el alumno como persona integral y no sólo desde su rendimiento académico.

Esta visión plantea algunos desafíos, ya que actualmente, los modelos predominantes en la región están basados en la verticalidad de la educación, de acuerdo a la cual, los docentes dominan las aulas y no incorporan a sus estudiantes en las prácticas pedagógicas.

Al respecto, Cifuentes opina que este es el principal reto para alcanzar una educación de calidad e inclusiva.

“Considero que el principal reto es el que se refiere a la transformación del liderazgo vertical y tradicional de nuestros docentes y de las prácticas pedagógicas. La educación hoy es un proceso de características transversales y colaborativas”, observa. 

Para lograr esto, Cifuentes asegura que es importante comenzar con la transformación desde los niveles iniciales de la educación, equilibrando las enseñanzas prácticas, el ímpetu de los estudiantes y los programas teóricos de manera escalonada hasta la educación superior.

“La educación temprana es la base de cualquier proyecto educativo-país y es probablemente un desafío pendiente para nuestras sociedades del entorno latinoamericano. En este sentido la secuencia lógica es inducir una educación temprana que equilibre lo práctico con lo teórico y que, de manera escalonada, nos lleve a altos estándares profesionales en la universidad”, acota.

Es necesario plantear una educación local, que reconozca las singularidades de los territorios y las culturas en los cuales se aplica, pero que tenga la posibilidad de integrarse de manera global, explica el experto. “Es posible avanzar en el ámbito de una práctica educativa global y una educación local distintiva que se reconoce en la cultura y las formas de hacer particulares. El desafío en todo caso es que la globalización no afecte procesos históricos y socioculturales locales de enorme arraigo y respete la diversidad”.

La temática de la calidad educativa, inclusión y empleabilidad será abordada en el “V Foro Internacional de Innovación Educativa: El Futuro de la Educación, reflexiones desde Bolivia para Latinoamérica”, a realizarse en mayo próximo.

El encuentro congregará en Santa Cruz de la Sierra a los principales actores, innovadores, líderes y tomadores de decisiones en el campo educativo de la región y el mundo.

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La educación y el empleo

Para la Unesco, “es urgente implementar acciones multidimensionales y articuladas para conectar la finalización de la escuela y el ingreso al mundo del trabajo. Un espacio privilegiado de articulación de esta transición, que debe ser fortalecido y actualizado, es la formación y educación técnico-profesional”.

Este aspecto toma especial relevancia con los cambios que se viven actualmente en el ámbito laboral, con la introducción e implementación de nuevas tecnologías como la Inteligencia Artificial (IA), la cual amenaza con reemplazar a los humanos en ciertos campos.

Recientemente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que la IA afectará a casi el 40% de los empleos en todo el mundo, reemplazando algunos y complementando otros. En las economías avanzadas, alrededor de un 60% de los empleos podrían verse afectados por una transformación radical del mercado laboral.  

El coordinador de la RAUI y también speaker del “Foro Internacional de Innovación Educativa” indica que, por esto, es importante impulsar aquellas competencias que se centren en la tecnología y en el “saber hacer” y que, además, compartan una visión común sobre la ética social y moral de nuestras sociedades, además de desarrollar competencias tecnológicas.

Por su parte, Enrique Montaño, presidente de la Asociación Nacional de Universidades Privadas de Bolivia (Anup), asegura que la educación del presente con proyección al futuro debe centrarse en las necesidades y expectativas de la sociedad, para de esa manera responder a la demanda laboral que ésta requiera.

“Tenemos que desentrañar aquellas conexiones que existen entre las necesidades y expectativas de la sociedad y lo que la academia tiene para ofertar”, señala.

Para Montaño, los diálogos que existen entre los diferentes grupos etarios, económicos, regionales, entre otros, que ocurren naturalmente dentro de la sociedad deben ser atendidos por la academia para reconocer las necesidades y ofrecer las soluciones que la población demanda.

“Las universidades necesitan dejar que la realidad las impregne. Si la Academia no da soluciones a través de una lectura adecuada en convivencia con la sociedad, estarían en un rol mezquino”, es un dúo indisoluble, explica.

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