Política

Una primera dama con carácter – El Debate


Nació el 18 de agosto de 1927 en Plains, Georgia (Estados Unidos) donde falleció el 19 de noviembre de 2023

Eleanor Rosalynn Smith

A lo largo de sus 77 años de matrimonio con Jimmy Carter, su influencia traspasó los de una clásica primera dama de Estado federado o de Estados Unidos: los historiadores la consideran como la consorte más política que ocupó la Casa Blanca entre Eleanor Roosevelt y Hillary Clinton.

El matrimonio Carter sentó un precedente el día de la toma de posesión de Jimmy como trigésimo noveno presidente de Estados Unidos al bajar de la limusina en mitad de la Avenida Pensilvania para recorrer a pie el resto del protocolario trayecto. Era una forma de hacer saber que la sencillez iba a imperar, en la medida de lo posible, durante los siguientes cuatro años en la Casa Blanca de Jimmy y Rosalynn Carter.

Dicho y hecho: vida social reducida a lo estrictamente necesario –para desesperación de los snobs y trepas que pululan por Washington–, repetición de vestimenta por parte de la primera dama –para desesperación de los creadores de moda– y frugalidad en los gustos alimentarios: conocida es la anécdota que se produjo un día en que Rosalynn pidió comida sureña a uno de los cocineros de la Casa Blanca, que inmediatamente le contestó: «Sí, señora, ¡hace tiempo que preparamos ese tipo de comida para los criados!».

La contrapartida de la sencillez era el intervencionismo, perfectamente asumido, de la primera dama en asuntos políticos, siendo la primera mujer de un presidente en tener su propio despacho en el Ala Este, con unos 18 empleados. Almorzaba con Carter todas las semanas, asistía a las reuniones del Consejo de Ministros –en las que tomaba notas y no hablaba–, era consultada sobre determinados nombramientos y recibía con regularidad información sobre política exterior e interior. «Con la excepción de algunos asuntos de seguridad muy secretos y delicados, ella sabía todo lo que pasaba», reconoció Jimmy Carter en sus memorias.

Sus dos momentos políticos más estelares fueron una conferencia de prensa celebrada en Brasil el 7 de junio de 1977, en la que declaró abiertamente haber abordado el asunto de los derechos humanos en sus reuniones con los líderes políticos locales –el país lusófono vivía entonces bajo dictadura militar–; y el 30 de diciembre de aquel año una valiente visita, acompañada por el consejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, a la residencia del cardenal Stefan Wyszyński en Varsovia.

Mas fue en el plano interno donde Rosalynn dejó huella, de modo especial en el ámbito de la salud mental, una causa que promovía desde su época de primera dama del Estado de Georgia. Ya en Washington, Rosalynn llegó a testificar sobre el caso en un comité del Senado, contribuyendo de esa manera al esfuerzo que culminó en la aprobación de la Ley del Sistema de Salud Mental. Menos suerte tuvo en la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres: su lobbying, practicado junto con otras personas e instituciones, fue insuficiente para enmendar la Constitución.

La fuerte personalidad de Rosalynn puede explicarse por las duras condiciones de su infancia. Su padre, mecánico de coches, murió de leucemia cuando ella tenía 13 años, por lo que tuvo que cuidar de sus tres hermanos pequeños y de su abuelo viudo mientras su madre trabajaba como costurera. Eran los años de la Gran Depresión, y aceptó un trabajo como lavandera en un salón de belleza para poder llegar a fin de mes. A pesar de todo, destacó en el instituto de Plains, donde se graduó como mejor estudiante, pero tuvo que abandonar sus estudios en el Georgia Southwestern College por falta de dinero.

Tenía entonces 18 años y poco después conoció a Jimmy Carter, también habitante de Plains, por entonces oficial de la Armada, con el que pronto se casó. Una de las discusiones más acaloradas que mantuvo la pareja cuando Jimmy dejó el uniforme para gestionar la plantación familiar de cacahuetes heredada de su padre. Ella quería seguir llevando la vida de mujer de marino. Fue una de las pocas veces que cedió.



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Pablo Sanchez

Sumergido en el vasto mar de las palabras y esculpiendo historias como un artesano, soy Pablo Sánchez, un Artesano de la Escritura Digital que transforma ideas en relatos cautivadores. Mi formación en la Universidad Pompeu Fabra me brindó el cincel del conocimiento. Como un orfebre de letras, mis escritos se despliegan desde los escenarios de eventos internacionales hasta los entresijos de la política, desde las aulas de educación hasta las luces del entretenimiento y las maravillas del medio ambiente. Cada palabra es una pincelada de autenticidad, tejida con el hilo de la transparencia. Acompáñame en este viaje donde las letras se convierten en notas de un concierto de conocimiento, donde la política comparte escenario con la educación, donde la diversión se entrelaza con la conciencia ambiental y donde cada página es un lienzo en blanco para crear mundos de imaginación.

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