La nueva estrategia de Feijóo para acceder a la Moncloa – elEconomista

La investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo como presidente del Gobierno sirvió para conocer cómo se desenvuelve el líder de la oposición en la tribuna del Congreso de los Diputados, en la que se estrenó. La impresión fue muy positiva.
Pese a que perdió la votación, como se vaticinaba, se vio a un Feijóo consistente en sus planteamientos ideológicos frente a la amnistía, sosegado en el uso de la palabra y hasta con gracia en el uso de la ironía, como buen gallego.
El líder del PP se preparó con detalle de cirujano su discurso, se defendió con aplomo ante la bufonada de Sánchez, cuando sacó a Óscar Puente a dar la réplica al líder de la oposición, y expresó con claridad y contundencia los motivos de su rechazo a la amnistía y su defensa del orden constitucional.
La impresión dentro y fuera del PP es que Feijóo salió fortalecido, pese a la pérdida de la votación, y que se encuentra con ganas para liderar al principal partido de la oposición hasta los próximos comicios. Los populares prevén una legislatura corta, de un par de años, por las dificultades que tendrá Sánchez para sacar adelante las leyes.
Quien tiene la llave de la legislatura es el PNV, que estuvo negociando con el PP hasta el fin de semana anterior a la investidura de Feijóo, y se planteó abstenerse en la de Sánchez. Los nacionalistas vascos han mantenido abierta una línea de diálogo con los dirigentes del PP desde mediados de agosto hasta el fin de semana anterior a la investidura. El presidente del PNV, Andoni Ortúzar, y Feijóo no llegaron a reunirse en Madrid a comienzos de septiembre, como se ha dicho. Pero sí mantuvieron varias conversaciones telefónicas.
El acuerdo no fue posible por los temores del PNV, sobre todo por parte del portavoz en Madrid, Aitor Esteban, a entrar en un pacto con Vox para la investidura, que se traduzca en un severo castigo en las elecciones vascas de mayo. El PP presentó una oferta inmejorable en el último momento, que incluía acelerar las inversiones del Estado en Euskadi, completar el desarrollo del Estatuto de Guernica, que Sánchez incumplió, incrementar su autonomía fiscal, aunque sin romper la caja única de la Seguridad Social ó la apertura de la puerta de un Gobierno del PP ó de los organismos internacionales.
Nada fue suficiente para que el PNV cambiara de opinión. Aunque la propuesta abrió un debate interno en la cúpula del partido nacionalista, entre los que piensan que la repetición de una coalición con Sánchez les perjudicará en las urnas y los contrarios. La pugna la resolvió Ortúzar en el último momento ratificando el no a la investidura.
Después de esta negociación, la intervención de Feijóo en el Congreso de los Diputados el miércoles se convirtió en un intercambio de reproches mutuos con Esteban, que luego intentó revertir con un apretón de manos a los diputados del grupo nacionalista vasco. El gesto enfureció al portavoz del PNV, que un día después congregó a varios periodistas para manifestar su enfado.
El líder popular usó su artillería sin remilgos: vaticinó desde la tribuna del Congreso que Urkullu perdería el Gobierno vasco en favor de Bildu, por culpa de los socialistas.
No obstante, está en duda que el PNV siga respaldando a Sánchez si los socialistas vascos rompen la coalición de Gobierno tras los comicios vascos y se decantan por gobernar con Arnaldo Otegui, como vaticinan en el mismo PNV. Y más después de Ortúzar, delante de cientos de compromisarios en el Aberri Eguna, acusara al presidente del Gobierno de incumplir su palabra con el desarrollo de Estatuto de Guernica.
Por eso, en el PP se preparan para una legislatura corta. Para empezar, el PSOE tendrá que buscar los votos para cambiar la Ley de Estabilidad elaborada por Montoro, que otorga al Senado el derecho de veto sobre el techo de gasto.
Feijóo quiere abrir una nueva etapa con la remodelación de cúpula del PP, en la que se baraja el nombramiento de Cuca Gamarra como futura portavoz en lugar de Borja Sémper, caído en desgracia después de las múltiples contradicciones con Feijóo y su intervención en Euskera en el Congreso, mientras el PP cerraba filas contra el uso de las lenguas cooficiales.
Feijóo se apoyará más en su equipo de confianza de toda la vida. Miguel Ángel Tellado, vicesecretario de organización territorial, suena como firme candidato a la secretaria general del PP. Tellado ya ejerció de secretario general del PP gallego en los últimos seis años de Feijóo como presidente de la comunidad autónoma.
Lo que cada vez está menos claro es quién llevará la voz cantante en economía, después de que Feijóo se descolgara con propuestas como la subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) hasta el 60 por ciento del salario medio, similar a la defendida por la vicepresidenta Yolanda Díaz, ó se mostrara favorable a prorrogar las medidas anti-inflación, que tienen un coste anual de 35.000 millones, en contra de la recomendación de todas las instituciones, incluido el BCE y el Banco de España.
Hasta la vicepresidenta Calviño duda en prorrogarlas. El gobernador, Pablo Hernández de Cos, pidió esta misma semana su supresión urgente.s, en primer lugar porque ejercen mayor presión sobre los precios, que siguen por las nubes.
El diputado andaluz Juan Bravo es el vicesecretario general de economía, pero las iniciativas desgranadas por Feijóo llevan el sello de la Fundación Reformismo21, que preside Pablo Vázquez, por su toque progresista. Uno de los últimos fichajes de Vázquez fue el ex diputado de Ciudadanos, Luis Garicano, a quien se atribuye la iniciativa para flexibilizar aún más la jornada laboral en aras de mejorar la conciliación familiar. Un plan que Feijóo dejó caer en su discurso, aunque no desarrolló su aplicación, pero que sorprende porque las medidas en favor de la conciliación han sido la bandera Sánchez y Díaz en la última legislatura.
La rebaja de impuestos se circunscribe al tramo hasta los 40.000 euros brutos anuales. Feijóo ratificó los impuestos extraordinarios tanto a las energéticas como a los bancos, pese que el propio PP los recurrió y los calificó de inconstitucionales. Un plan mucho menos liberal al que aplican barones como Isabel Ayuso, Carlos Mazón ó Juanma Moreno en sus respectivas autonomías.
Con todo, nadie piensa en estos momentos en derribar al líder, todos comprenden que apenas tuvo tiempo para reorganizar el partido, como el propio Feijóo se ha encargado de reconocer, ante la convocatoria de elecciones por sorpresa.
El líder popular trabaja ahora en un plan para acceder a La Moncloa. ¿Y en qué consiste? El objetivo es desterrar a Vox, el principal obstáculo para alcanzar acuerdos con otras formaciones políticas con el PNV. Su estrategia consistirá en abandonar el ataque frontal a los dirigentes del partido de Santiago Abascal, que tanto enfada a sus electores, con objeto de atraerlos hacia el PP.
Consideran que Vox toco techó en los pasados comicios y entrará en un declive tras la salida de Macarena Olona y más recientemente de Iván Espinosa de los Monteros y la radicalización de sus propuestas. La comparativa es con Ciudadanos. No hubo que mover un dedo, el propio Albert Ribera se puso una soga al cuello en la etapa de Pablo Casado. Para ello, pretenden acabar con los vaivenes previos a las elecciones, que llevaron a la presidenta de Extremadura, María Guardiola, a pasar en menos de 24 horas de demonizar a Vox a firmar una alianza para gobernar en la región.
La firmeza frente a los partidos soberanistas y la amnistía, junto con la moderación, exhibida por Feijóo en las sesiones de investidura, serán el nuevo santo y seña del líder popular para relevar al presidente y derogar de una vez por todas el sanchismo. Pide una segunda oportunidad.
PD.-Los independentistas han encarecido la investidura de Sánchez en las últimas horas al exigir un hoja de ruta para la celebración de un referéndúm soberanista en la próxima legislatura. La propuesta, defendida a la par por Junts y ERC, llega después de que Sánchez les hiciera llegar el mensaje de que no había tiempo para aprobar una Ley de Aministía y acelerara los preparativos para su investidura. Puigdemont y Aragonés desconfían del presidente y hacen bien, teniendo en cuenta su trayectoria. Ahora habrá que ver si se trata de un órgado insalvable y de una pataleta antes de entregar su voto para la investidura.