Literatura

Club de lectura en La Plata, un refugio urbano para los amantes de … – Diario El Dia


Isaías y Enzo analizando un nuevo libro para sumar a los debates del club / Gonzalo calvelo

En tiempos de virtualidad y auge de las pantallas, la lectura de libros queda muchas veces relegada a algún momento del fin de semana o las vacaciones. Sin embargo, en nuestra ciudad tiene cada vez más adeptos un Club de Lectura que reúne a personas de todas las edades para compartir en grupo lo que las historias generan en la intimidad.

Isaías Gómez es un joven barista y apasionado por la lectura oriundo de Lonquimay, un pueblo de la provincia de La Pampa que vino a nuestra ciudad a estudiar hace unos años. A raíz de su oficio notó que quienes van a tomar un café suelen disfrutar de ese momento leyendo y terminan hablando y compartiendo sus textos con otros clientes. Eso que observó lo inspiró en formar un Club de Lectura gratuito donde no se lee, sino que se debate lo que ya se leyó.

“Leer es algo que todos hacemos individualmente, lo que nos pasa con el texto queda en nuestra esfera privada e íntima, y me pareció que si se generaba un intercambio casual en las cafeterías, podía tener sentido armar una actividad especial donde se comparta qué nos genera determinada historia”, explicó el joven que organiza y coordina dos grupos de debate semanales (martes y sábados) y está a punto de lanzar el tercero de forma nómada.

El anuncio en redes sociales y en la cafetería céntrica en la que trabaja, en diagonal 74 entre 46 y 47, le sirvieron al joven como publicidad, además del boca en boca, e hicieron que los encuentros reúnan desde cinco hasta más de veinte lectores.

De todo un poco

Los debates, intercambios y charlas pueden ser sobre textos de ficción, crónicas literarias y poesía, entre otros géneros. Cuando los libros son extensos se utilizan varios encuentros para ir desmembrándolos poco a poco.

Parte de lo llamativo de la actividad es que logró reunir un público heterogéneo. Quizá lo único que tengan en común sus participantes sean la pasión por la lectura y el gusto del buen café, ya que cada semana se juntan en las reflexiones alumnos de secundaria, estudiantes universitarios, docentes y profesionales que transitan distintos ámbitos.

“No pensé que iba a ser exitosa la movida. La primera vez armé tres grupos. Uno fue un fracaso pero los otros dos funcionaron muy bien y eso me inspiró a seguir realizándolos”, contó Isaías que juntó sus dos pasiones en estas jornadas que se dividen en dos partes de una hora de duración cada una aproximadamente. La primera es sobre el análisis de lo que se leyó en la semana y en la segunda se proponen y votan las siguientes lecturas.

“Ahora, por ejemplo, en uno de los grupos estamos leyendo Fahrenheit 451 y en el otro es una crónica periodística de trama compleja. Es muy lindo ver cómo surgen teorías, emociones y controversias tanto sobre lo ficticio como con lo real”, expresó Isaías.

Los participantes toman esas horas semanales como un recreo con tarea para la casa, una especie de momento de disfrute para el que se preparan con gusto y donde la vorágine del día a día queda relegada por un rato.

En silencio o apagados y guardados en algún bolsillo, los teléfonos celulares pasan a un segundo plano. “Muchas veces no nos damos cuenta de cómo pasa el tiempo. Nos quedamos entretenidos con cómo se va dando la reunión. Eso es señal de que nos gusta lo que compartimos”, reflexionó el barista.

Isaías da inicio a cada encuentro planteando un par de disparadores y se abre el juego para que los textos pasen del papel al centro de la escena oral.

Miradas colectivas

José (44), abogado y docente, es uno de los participantes del Club que se enteró de la actividad por casualidad cuando entró al local a tomar un café. “Me interesó la propuesta porque quería acercarme un poco a talleres de escritura, pero antes de eso necesitaba recuperar ciertas cuestiones que me pueden servir del club de lectura. Justo los dos libros que se habían seleccionado los había leído y eso me motivó bastante. Ya hace como dos meses que voy. Algo que me interesó mucho es encontrar personas de distintas edades y sobre todo gente joven”, comentó el hombre.

“Que se armen súper debates en relación a lo que se lee me parece muy interesante. La contraposición de ideas, la posibilidad de encontrar miradas colectivas que se construyen con las observaciones particulares es enriquecedor. Y las conexiones que se logran hacer entre distintos libros es muy interesante”, agregó el abogado y destacó que “hay mucho respeto sobre los distintos puntos de vista de cada uno, y poder plantear el disenso desde un lugar un amable es en este momento valiosísimo”.

José también dijo que los encuentros le aportan a su “rol como docente. Me volvió a conectar a la lectura continuada que estaba siendo reemplazada por la lectura entrecortada o breve”.

Enzo (25) está por egresar de la facultad de Ciencias Exactas y cada martes a las 18 llega a la cafetería para compartir lo que la lectura le generó. “Siempre me gustó leer pero dejaba los libros sin terminar. Acá, la presión del grupo me lleva a terminarlos y el debate es lo que más me gusta”.

“Vengo desde mayo y me atraparon todos los textos que se propusieron. Es una actividad donde además se conoce gente que quizá no tenga nada en común más que el gusto por la lectura”, resaltó el joven.

“Quiero que esto se replique en todos lados porque siento que es algo enriquecedor”, finalizó Isaías.

“Poder plantear el disenso desde un lugar amable es valiosísimo en este momento”

 



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Elena Garcia

Sumergiéndome en el océano de las palabras y tejiendo narrativas como hilos de un lienzo, soy Elena García, una Artista Verbal del Blogging que convierte letras en mundos cautivadores. Mi travesía en la Universidad Autónoma de Barcelona coloreó mi pluma con la paleta del conocimiento. Como una tejedora de historias, mis escritos se despliegan desde las esferas de las noticias internacionales hasta el resguardo de la seguridad global, desde los misterios de la ciencia hasta los engranajes de la industria automotriz y los tesoros de la literatura. Cada palabra es una pincelada de autenticidad, entrelazada con el hilo de la transparencia. Acompáñame en este viaje donde las letras cobran vida, donde la seguridad se entrelaza con la ciencia, donde las máquinas se fusionan con las palabras y donde cada párrafo es un reflejo de la vasta riqueza de la literatura.

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